La Costa del Sol tiene mucho que ofrecer, pero pocos lugares lo tienen todo tan a mano como Benalmádena. Aquí te esperan el Mediterráneo, el sol, y una mezcla perfecta de ocio, historia y vida local. Paseos junto al mar, buen clima y ese ambiente del sur que no necesita presentación.
En el corazón de todo esto están los apartamentos Doramar, a solo unos pasos de Puerto Marina y muy cerca de rincones como el Castillo de Colomares, el Parque de la Paloma o el teleférico que sube al monte Calamorro. Tienes cultura, playa, vistas y buen ambiente sin moverte demasiado. Ideal para quienes quieren aprovechar cada día sin perder tiempo. ¿Te vienes a explorarlo?
Catalogado como un auténtico «paraíso marino», es uno de los puertos deportivos más famosos de España. Disfruta de un clima privilegiado, con más de 2980 horas de sol al año, y cuenta con una extensa oferta de actividades sobre el mar.
¿Y si dedicas un día a tirarte por enormes pasarelas acuáticas o a nadar en las piscinas más emocionantes? Quizá te atrevas con Kamikaze, el tobogán más alto de Europa, con un descenso que alcanza los 22 metros. ¡Solo para aventureros!
Leones marinos, tiburones e ¡incluso pingüinos! Muchas son las criaturas que te esperan en Selwo Marina, que tiene incluso el único delfinario de Andalucía. ¿Lo mejor de todo? Demuestran un fuerte compromiso con la preservación de la diversidad.
Imagínate caminar por más de 200 000 metros cuadrados de zonas verdes, perderte por enclaves boscosos e incluso pasear por sus calmados senderos. El Parque de la Paloma es uno de los más reconocidos de Andalucía, con más de 450 especies vegetales diferentes.
¿Quién no ha contemplado con emoción el teleférico de Benalmádena? Si esta localidad es paradisiaca a pie de calle, imagínatela desde las alturas. El teleférico de Benalmádena nace en Arroyo de la Miel y te lleva a la cima del monte Calamorro, a 700 metros de altitud.
Olvida la imagen que tienes de un castillo, este es diferente a los demás. Levantado entre 1987 y 1994, es una alegoría a estilos arquitectónicos que han calado en nuestra tierra. Entre ellos, el bizantino, el románico o el mudéjar, reflejados en ladrillos, piedras y vidrieras.
